lunes, 1 de octubre de 2012

Misión cumplida, señor Jaraba. César Campoy


Artículo de César Campoy publicado hoy en Levante-Emv

Tan sólo tuve la oportunidad de hablar con usted en una ocasión. Fue en la presentación de la campaña de difusión del canal de noticias 24/9, más tarde, 9/24 ó canalnou24 (nunca entendí ese fervor, en RTVV, por la mutación constante de los nombres de sus canales). En aquellos momentos, hace tres años y pico, usted dirigía el mencionado 24/9; Pedro García, era director de RTVV; Anxo Quintanilla, de TVV, y Lola Johnson comandaba los Informativos.

Desde entonces, fíjese: García acabó, tanto repudiado por sus otrora benefactores, como vinculado al Caso Gürtel; Johnson, recibió su merecida recompensa y ahora luce conselleria; Quintanilla sigue ejerciendo de comodín en cualquier ente audiovisual público que controle el Partido Popular, y usted, qué le voy a contar, acabó siendo elegido, por el propio Camps (tan omnipresente en la RTVV pre-Fabra, como defenestrado y olvidado tras su dimisión), como sustituto perfecto de García.

En aquella ocasión, y en declaraciones para este mismo diario, usted me comentaba que lucharía por acabar con la mala imagen de los informativos de RTVV. Que apostaba por las tertulias sosegadas, alejadas de «broncas de trinchera». Cien días de cortesía demandaba. Más de mil han pasado, y, permítame que se lo diga, cuando deje su sillón, no será recordado, precisamente, por haber contribuido a dignificar el espíritu del ente que dirigió. Si definitivamente abandona, por completo, la Casa, le pediría que, cuando cruce la verja del edificio de Burjassot, dirija por última vez sus ojos al pirulí y sienta algo de compasión por RTVV, ese elefante que agoniza, cuyos últimos y patéticos estertores son fruto de una cacería progresiva, lenta, pero implacable. Ya sabe, la credibilidad de sus informativos anda bajo mínimos, y los continuos refritos y remiendos que pueblan su programación hacen que un olor a tristeza y desdén invadan a quien ose zapear cualquiera de sus cadenas, mientras sigue preguntándose qué fue de aquellos objetivos fundacionales ilusionantes y de aquella «apuesta por el audiovisual valenciano», y por qué Canal 9 ha acabado recubierta por un halo de pesimismo y «cutrez» innegables. Y lo sabe porque un puñado de sus trabajadores así se lo han hecho saber.

Cumplió muy poco de lo que prometió. Aseguró, sin ir más lejos, que un Defensor del Espectador velaría por la dignidad de los contenidos. Todavía se le espera. En sus comparecencias en Les Corts, como la mayoría de sus predecesores (RTVV, qué buen vasallo si hubiera tenido buen señor), pues como que parecía que se la repampinflaba un poco lo que la oposición le reclamaba. Y, sobre las tertulias, ¿qué le vamos a decir que no sepa? Salvo contadas excepciones, de profesionales de la información que trataron de poner una pica en Flandes, los debates que usted bendijo tan sólo sirvieron para que algunos estómagos agradecidos y opinadores veleta (profesionales de la tertulia se hacen llamar) se dejaran caer por el Levante feliz, de vez en cuando, desde Madrid, dietas (y comida con el President) mediante. Eso sí, siempre podrá presumir de que en aquellos «foros de opinión», se fogueó más de una contertulia, entonces joven y exaltadamente reaccionaria, que hoy en día pasea su elegante moderación por foros más refinados y reputados.

Podríamos llegar a pensar, eso sí, que le duele, como al que más, dejar RTVV hecha unos zorros. Que ha hecho todo lo que ha podido. Que la realidad, la herencia recibida y la coyuntura son las que son. Servidor, que es de naturaleza crédula, y que aquel día se fió de usted, tal vez volvería a hacerlo. De lo contrario, pensaría que, en realidad, la lengua, la cultura y el audiovisual valencianos siempre le han importado un bledo. Que es de esos que consideran que televisión pública y aparato de propaganda institucional son la misma cosa. Que un trabajador es un elemento de usar y tirar. Que, una vez cumplidas las órdenes y los objetivos que me marcaron, aquí os dejo, cautivo y desarmado, este ente, con los niveles de popularidad por los suelos, para lo que ustedes gusten. Si así fuera, de verdad, misión cumplida.

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