Canguros varados o Salvemos el patrimonio cultural pero a los trabajadores de RTVV que les den morcilla. Por José Vicente Villaescusa

Después de algunas semanas escribiendo su artículo-piedra de todos los jueves en Levante, el exdirector de RTVV José Vicente Villaescusa, hoy por fín ha hablado de nuestra empresa. El artículo lleva por título "Canguros varados" y después de varias lecturas detalladas (no ha habido más remedio), parece que habla sobre barcos, Transmediterránea, UNL, cagarneras, Primo de Rivera, Zapatero, el Alto Horno nº 2 de Sagunto y una paella en el camino de Vera.

No nombra para nada el ERE de Radiotelevisión Valenciana aunque se muestra muy preocupado por “defender el patrimonio industrial valenciano para el conocimiento y el estudio de las nuevas generaciones”. Se la repanpinfla el futuro de las 1.200 familias que van a tirar a la calle, pero eso sí, hay que proteger a “los barcos que conectaban la Península con las islas y el norte de Africa”.

A mitad del artículo hace una leve cita a un barco que durante un verano fue escenario de un programa de variedades de televisión” y ahí es donde entra Canal 9. El programa en cuestión era “De nou a la mar”. Corría junio del año 96 cuando Ximo Rovira y una jovencísima Nuria Roca presentaron un programa que tenía como escenario un viejo barco de tripulación cubana y que fué comprado como chatarra a Boluda. Una vez pintado y remozado siguió acumulando decenas y decenas de denuncias ante la Inspección de Trabajo: suelos oxidados, cables pelados colgando, unos marineros que cobraban poco y tarde…….

La bromita de aquel experimento surgido de la mente inagotable de otro cartagenero ilustre como fue Jesús Sánchez Carrascosa, nos costó a los valencianos la friolera de aproximadamente 100 millones de las antiguas pesetas. Eran los primeros años de la nefasta gestión de los que nos gobiernan, los primeros pasos de lo que luego nos llevaría a la enorme deuda que acumulamos. Aquel año 96 dirigía RTVV un tal José Vicente Villaescusa Blanca que el año 2004 dejó la dirección del ente para pasar a dirigir un museo virtual por el módico precio de 60.000 euros anuales.

Pero Villaescusa sigue a los suyo, tratando de hacer poesía a un euro de las chorradas que se le pasan por la cabeza cada mañana en el retrete. Debe estar muy seguro de su futuro como escritor, de lo contrario no entendemos como no se preocupa más por defender la televisión de todos los valencianos, que es la que le da de comer y la que le hace llegar dos buenas nóminas cada mes a su casa.