Price Waterhouse Coopers, aquella empresa que se llevó 180.000 euros por un informe que al final e implícitamente reconoció que estaba hecho al dictado de la Empresa, ha demostrado una vez más su valía y el por qué fué elegida para aquella tarea invendible. Según publica hoy EL PAÍS, el Tribunal Supremo la ha condenado a pagar más de 20 millones de euros al grupo Torras por una auditoría que no reflejaba con fidelidad el estado de la sociedad. ¿De qué nos suena eso? ¿Sería también el señor Ortega el autor de dicha auditoría?
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