Artículo publicado hoy en Las Provincias. Pobre Pedro, al final nos dará pena y todo. Si es que cuando la gente te coge manía...... Igual tiene que pedirle trabajo a Sánchez Carrascosa, aquel director de la tele venido de Cartagena que ha acabado vendiendo productos ecológicos en Alicante y que, como Pedro, tanto malo hizo por la Radiotelevisión Valenciana.
Pedro García, siempre elegante, pelo engominado, compareció el pasado martes ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz para declarar como imputado en relación con la adjudicación de contratos del ente durante la visita del Papa a Valencia en 2006. Casi desaparecido desde su dimisión como director general de RTVV el 27 agosto de 2009, su implicación en una de las ramas del 'caso Gürtel' le ha convertido en una de las personas más señaladas por esta investigación judicial. El martes acudió a declarar acompañado de su abogado, y a las puertas de la audiencia le increparon medio centenar de trabajadores de la televisión autonómica.
García dejó RTVV después de que Gürtel ya le hubiera salpicado de pleno. Por aquel entonces, su nombre ya figuraba en el listado de cargos populares o vinculados al Consell del PP que habían recibido regalos de la trama. Pero ¿qué ha hecho Pedro García en los últimos dos años y medio? El primer destino tras dejar el ente público fue Hungría. Quien fuera responsable de prensa de Zaplana en presidencia de la Generalitat colaboró con una firma de capital-riesgo a la búsqueda de inversores en el proyecto de construcción del circuito de motociclismo junto al Lago Balaton a cargo de la constructora Sedesa -dirigida por Vicente Cotino, sobrino del presidente de Les Corts-. García, con indiscutible experiencia en el sector audiovisual, no tuvo éxito en un ámbito tan alejado del suyo como el de los mercados financieros.
También probó suerte en el mundo de la canción. En Londres, junto a otros socios, impulsó un proyecto para promocionar un grupo de música virtual. Una fórmula arriesgada basada en una técnica especial de producción de fotografías tridimensionales mediante un rayo de luz láser, que permitía a unos hologramas convertirse en estrellas de la canción. García se encargó en la Comunitat de labores de promoción que no dieron resultado. Y la idea rompedora terminó rota incluso antes de empezar.
El exdirector de RTVV comenzó a comprobar que las puertas que antes se le abrían sin siquiera llamar, ahora siempre estaban cerradas. Así lo pudo sufrir cuando se convirtió en distribuidor de paquetes de películas, un trabajo que le venía como anillo al dedo dada su experiencia en el sector audiovisual. Pese a sus contactos con los responsables de distintas televisiones, tampoco tuvo éxito. Dejó de acudir al club social que frecuentaba y, según cuentan, perdió peso, muy desanimado por su situación.
Quedaban algunos amigos, aunque muchos menos de los de aquellos tiempos de triunfador junto al siempre altanero Zaplana. Y a esos amigos recurrió. Muchos ni le cogieron el teléfono, como si el hecho de que su nombre apareciera vinculado a una investigación le convirtiera automáticamente en culpable.
Otros trataron de ayudarle, aunque los resultados no fueron los esperados porque Gürtel ya le había marcado. Tuvo que apuntarse al paro y después probó fortuna como autónomo, aunque sin excesivo éxito. En los últimos tiempos, y aunque no es abogado, se le ha visto por los despachos de abogados que trabajan con las firmas de Vicente Cotino. Por la calle recibe la mirada despectiva de algunos que le reconocen, condenado por una investigación que todavía se encuentra en fase de instrucción.
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